Supone
Cozar Martínez, historiador local, que fue llamada así, porque
individuos de esta tribu la poseyeron antes de la conquista de Baeza. No
obstante, la encontramos abundantemente documentada a partir del siglo XV,
como torre de los Altares. Es una gran torre en punta, de 25 metros de
altura, que servía de defensa a la desaparecida puerta del Cañuelo y a
la contigua Barbacana.
Curiosamente, dos aditamentos posteriores
generan otras tantas anécdotas. En 1795 el Concejo solicita permiso para
celebrar 6 novilladas a fin de costear un reloj para esta Torre; de sobrar
algo se destinaría al arreglo de los acueductos y fuentes públicas, No
hubo suerte; no se sacó ni para el reloj. El segundo fue un regalo
electorero del hermano del conde de Romanones y el tercero, siendo alcalde
D. Fernando Viedma Rodríguez. A principios de este siglo, un comerciante
de esta plaza obstinado en no retirar las cajas colocadas ante su
establecimiento fue castigado a costear las almenas para la torre, a
imitación de las del arco de Villalar. Y ahí las tienen.
Desde la antigua plaza de la Leña, pasamos
a la contigua calle de San Pablo que, no obstante ser una arteria
principal. conserva numerosas edificaciones del pasado.
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